martes, 11 de enero de 2011

Ni mal ni bien.

Esta mañana me ha invitado a un café un matrimonio con los que de vez en cuando charlamos, hablamos de política y tomamos algo. Son unos señores muy amables y agradables a los que he de agradecer mucho. Hacia que no les veía desde el 27 de Diciembre ya que se fueran a visitar a la familia que tienen por Segovia. 

Pues bien el hombre y yo normalmente nos fumábamos un cigarro en una cafetería del centro de Madrid cerca de donde coincidíamos. Esta vez nuestra tertulia se ha centrado en la ausencia del cigarro. Antonio, incluso en dos ocasiones se sacó el paquete de tabaco aún hablando de la restricción de manera involuntaria, y casi le cojo yo también el cigarro que me tendía casi por inercia.

El total de clientes de la cafetería rondaría los 12, pero la mitad estaban en el exterior, fumando, claro. Antes había más clientes, eso es así. Creo que también tiene que ver la hora a la que entramos pero espero que la prohibición no destruya puestos de trabajo. Yo pregunto. ¿Un camarero que enviá el curriculum a un bar no sabe que se expone a ser fumador pasivo? ¿Un cliente no fumador no sabe de antemano a que se expone?

No sé. Pero yo creo que ya que pagamos los impuestos que pagamos no se nos tendrían que recortar determinadas series de derechos. Yo no suelo fumar, no por otra razón más que por que no puedo pagarme un vicio como ese, pero creo que a este gobierno hipócrita se le está viendo demasiado el plumero de cara a los que aún son fieles a un partido decadente y putrefacto.

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